Parque Nacional El Leoncito

Calingasta tiene el privilegio de albergar lugares paradisíacos como el Parque Nacional El Leoncito, gran área natural protegida que posee uno de los cielos más diáfanos del mundo.

El Parque Nacional El Leoncito, conservado por años como reserva estricta, esta ubicado en la falda occidental de la Precordillera sanjuanina.

Se pueden observar distintos paisajes, el lugar nos sorprende con la variedad de vida natural.

En el Parque El Leoncito se observa una gran cantidad de flora y fauna. El cuis chico y la culebra conejera corren entre retamos y jarillas. El chinchillón y reptiles, como el lagarto y la lagartija, eligen los faldeos rocosos para asolearse. Las tropillas de guanacos o grupos de suri cordilleranos se dejan ver sólo en las ciénagas o en los extensos llanos. En ocasiones, se puede apreciar al zorro colorado y muy raramente se deja ver algún puma. Si se eleva la mirada hacia las alturas seguramente se observa el vuelo de algún aguilucho o el planeo de un águila mora.

En El Leoncito se hacen presentes fuertes ráfagas de vientos secos. El clima es árido. Raras veces la vegetación es regada por lluvias. Su cielo, transparente y despejado la mayor parte del año, hizo posible la instalación del Complejo Astronómico El Leoncito (conocido como CASLEO) y del Observatorio Carlos Urrico Cesco.

Se pueden conocer los dos observatorios mediante una visita guiada diurna, pero lo mejor de estos establecimientos se vivencia al realizar una visita nocturna. Ya que a través del telescopio, se observan las radiantes estrellas, los misteriosos planetas y los inquietos satélites suspendidos en el claro cielo sanjuanino.

El Parque Nacional El Leoncito es un lugar para disfrutar, se perciben paisajes y sensaciones diferentes en cada una de las estaciones del año. En verano, el arroyo y la Cascada El Rincón ofrecen un fresco y reparador descanso. En otoño, se ven las típicas hileras de álamos amarillentos, que se cubren de blanco con la nieve del invierno. Y en primavera, los alegres colores de las ciénagas y los suaves sonidos de los animales nos revelan el florecimiento de la vida natural.