Jáchal: tradición

A la vera de la Ruta 40, en el norte de San Juan, una villa del siglo XVIII, un santuario de aves y un aula a cielo abierto donde espiar la historia de la Tierra.

En el norte de la provincia de San Juan, a 157 km de la ciudad capital y a 1.296 km de la ciudad de Buenos Aires, en el kilómetro 324 de la mítica Ruta 40, una tierra sabia y sencilla donde la historia, la cultura, las tradiciones –ancestrales y folklóricas- viven en bellos escenarios naturales. Con pasado de pueblo histórico y agrícola y un presente con sabor a tradición y aventura por descubrir, se destacan en Jáchal la Ruta de los Molinos Harineros, los bellísimos paisajes de la Cuesta de Huaco y el Área Natural Protegida La Ciénaga.

Auténticas obras de ingeniería humana, los Molinos Harineros de Jáchal, construidos en el siglo XIX, hablan del pasado agrícola de la región y cuentan cómo se forjó la cultura jachallera: esfuerzo, trabajo sin tregua, y mucha pasión, para sembrar los áridos campos y cultivar el trigo con el que se amasaría el pan de cada día. Declarados Monumento Histórico Nacional en el año 2000, los Molinos Harineros –de García (O del Alto), de Reyes, de Huaco (O Dojorti) y de Sardiña (O de Santa Teresa), pudiendo realizarse una visita guiada en el Molino de Huaco y Molino del Alto. Esto molinos son patrimonio cultural no solo por su aporte a la economía regional sino también por los detalles arquitectónicos de sus construcciones y los perfectos mecanismos de su funcionamiento -basado en la fuerza misma del agua de los ríos jachalleros.

El Área Protegida La Ciénaga, 25 km al norte de la villa de Jáchal, y a 10 km del pueblo de Huaco, es un imperdible de la visita a esta tierra porque en sus 9.600 hectáreas pueden observarse, además de bellísimos paisajes y las más diversas aves –por lo que los seguidores del birwatching la consideran un verdadero ‘santuario’-, huellas de la historia de la Tierra. Su riqueza cultural, natural y paleontológica y el valor de sus formaciones geológicas, similares a las del Parque Provincial Ischigualasto, fueron determinantes para que en el año 2005 se la declarara Área Natural Protegida. Sitio destacado para el geoturismo –y por ello conocido entre los profesionales de la actividad como ‘aula a cielo abierto’-, se recorre a pie, por senderos señalizados, y/o en bicicleta de montaña.

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